Celulosa y su utilización en la higiene

La celulosa es un elemento muy presente en nuestra higiene diaria. La forma natural más pura de la misma la representan las fibras del algodón, que contienen el 90% de este glúcido. El papel higiénico, las servilletas de papel o los rollos que se encuentran en muchas oficinas están compuestos principalmente por celulosa.

Dos de sus características principales y que la hacen óptima para la higiene son su capacidad de absorción y su suavidad. Es por ello por lo que cada vez se utiliza más en aquellos productos donde se necesite un secado delicado y efectivo. Junto a ello su aplicación de un solo uso es otro factor importante que la convierte en el mejor aliado de los productos de higiene.

La combinación de sus diferentes propiedades (capacidad de absorción, suavidad, resistencia), es lo que da lugar a los diferentes tipos de papel (higiénico, papel secamanos, tisú…) elaborados para conseguir un rendimiento óptimo en función del uso que se le quiera dar, es decir, que pueda cumplir con la función esperada con un coste mínimo.

En el mercado de la higiene profesional, poco a apoco la celulosa ha ido ganando terreno al trapo o la toalla de algodón. Una de sus principales ventajas se basa en que al ser de un solo uso, se evitan los contagios producidos por el uso múltiple de otros tejidos.

Una celulosa de calidad es respetuosa con el medio ambiente dentro de su proceso de producción. Con ese objetivo, durante los últimos años,  la industria papelera ha tenido que adaptarse a los estándares mundiales en materia de normativa relacionada con el medio ambiente.

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